¿Por qué los enfermeros deben conocer y educar sobre aspectos nutricionales?

Como Enfermeros, el Cuidado es nuestra esencia, nuestra razón de ser y nuestro objeto de estudio. Los cuidados son un acto de asistencia o de apoyo para un individuo o grupo con necesidades evidentes para mejorar su manera de vivir. Pero este acto de cuidar no es un ejercicio intuitivo, sino que incluye una formación académica, unos conocimientos científicos, una determinada técnica, un sentido social, y todo ello con un sentido ético que se recoge absolutamente en el área de la ALIMENTACIÓN/NUTRICIÓN, donde el profesional de enfermería puede proporcionar cuidados en los tres niveles de atención:

  • Promoción de la salud
  • Prevención de la enfermedad
  • Recuperación de la salud

Los enfermeros deben saber y educar sobre aspectos nutricionales tomando en consideración el incuestionable valor preventivo de una alimentación completa y equilibrada y porque es preciso que los enfermeros construyan y se apropien de los conocimientos esenciales que les permitan valorar el estado nutricional de individuos, familias y grupos comunitarios, identificar alteraciones potenciales, reales o posibles y brindar asesoramiento sobre dietas equilibradas teniendo en cuenta los factores que atraviesan el estado de salud de la persona (individuo, familia, grupo) en las distintas circunstancias y etapas del ciclo vital.

Los tres niveles de atención tienen su origen en la Declaración de Yakarta sobre promoción de la salud en el siglo XXI, que la define como el proceso que permite a las personas incrementar el control sobre los “determinantes de la salud” y, en consecuencia, mejorarla, siendo imprescindible la participación de los propios individuos que deben ser el centro de la acción.

La educación para la salud (EPS), encaminada hacia la capacitación y empoderamiento en salud de los individuos y colectivos debe estar orientada al cambio de actitudes, sin olvidar el conocimiento y las habilidades necesarias para la adquisición de comportamientos saludables, entre los que sobresalen los hábitos alimentarios, lo que apoya la necesidad que tiene la sociedad actual de contar con enfermeros con amplios conocimientos en nutrición que puedan afrontar la complejidad de los cuidados nutricionales en el marco de sus competencias.

El fundamento del Modelo de Enfermería de Autocuidado de  Dorothea Orem, organizado en torno a las metas de la enfermería, es el concepto de autocuidado, considerado como acto propio del individuo que sigue un patrón y una secuencia y que, cuando se lleva a cabo eficazmente, contribuye en forma específica a la integridad estructural, al funcionamiento y al desarrollo de los seres humanos (Orem, 1980, p. 37) Las actividades de autocuidado, en este caso actividades que se orientan al consumo de una dieta equilibrada, se aprenden conforme el individuo madura y son afectadas por creencias culturales, hábitos y costumbres de la familia y de la sociedad. Edad, etapa del desarrollo y estado de salud pueden afectar la capacidad de las personas para realizar actividades en relación con sus necesidades nutricionales.

La interdependencia en que se encuentran alimentación y salud debe ser conocida y divulgada por los enfermeros desde su Rol de Promotores de Salud, para optimizar el estado de salud y contribuir a la prevención de enfermedades que en mayor o menor grado tienen un origen alimentario, tal como lo ha puesto de manifiesto la OMS que señala que los hábitos dietéticos nocivos para la salud incluyen la nutrición insuficiente, la nutrición desequilibrada, la sobrealimentación y la infra-alimentación voluntaria e indica que la solución se orienta hacia la promoción de una dieta equilibrada.

El desempeño del profesional de enfermería comprende no sólo la atención directa al paciente o la interacción con otros profesionales de la salud, sino también el desarrollo de Programas Educativos en el ámbito hospitalario o en la Comunidad destinados a pacientes, familia, profesionales y estudiantes de todos los niveles. También participa en actividades académicas y de investigación, en funciones administrativas y de gestión, así como en la implementación de planes de mejora que conduzcan a la excelencia en el cuidado nutricional, como componentes fundamentales de una atención de enfermería de calidad.

Una de las principales intervenciones de los enfermeros en la educación nutricional es la de formar e informar, o sea comunicar. Este aspecto de dominio de la comunicación es vital en la función formativa de la enfermero en el ámbito de los cuidados nutricionales porque tiene que:

  • Saber, saber hacer y saber decir.
  • Definir las intervenciones enfermeras y diseñar las tareas individuales o grupales.
  • Motivar, promover, orientar en los resultados.
  • Relacionarse con el individuo o el grupo, y negociar resultados esperados.
  • Acompañar en la consecución de que los resultados obtenidos coincidan con
    los resultados esperados.
  • Implicar a los familiares, como coadyuvantes necesarios en la consecución de
    resultados.

El enfermero en el ámbito de los cuidados nutricionales encuentra un respaldo a su actividad en la Clasificación de Intervenciones de Enfermería (NIC) , “Medio para identificar el tratamiento que las enfermeras realizan. Organizar esta información en una estructura coherente y proporciona el lenguaje para comunicarse con las personas, familias, comunidades, miembros de otras disciplinas y la población en general”. Es útil para la planificación de los cuidados, la documentación clínica, la comunicación de cuidados, y la investigación eficaz, entre otras actividades, todas ellas aplicables al ámbito de los cuidados nutricionales.

Concepciones que sustentan la formulación de la pregunta:

¿Por qué los enfermeros deben conocer y educar sobre aspectos nutricionales?

Salud: entendida como un proceso histórico y social, dinámico e integral que contempla los aspectos físicos, psicológicos, interpersonales y sociales, a la vez que estos elementos se consideran inseparables en el individuo. Esta concepción nos obliga a consolidar una actitud de continuo cambio frente al estudio y análisis de los problemas sanitarios y de la enseñanza en ciencias de la salud.

Persona: entendida como un todo integrado, agente con capacidad potencial de satisfacer sus propias necesidades de autocuidado. Según Orem la primera condición universal de autocuidado es la conservación de una ingestión suficiente de aire, agua y alimento.

Familia: entendida como un sistema abierto en constante transformación, pero que,  sin embargo, conserva una continuidad subyacente que le permite reconocerse como ella misma. Es grupal, dinámica e histórica. La transmisión de pautas culturales, costumbres, valores, creencias, símbolos y roles sociales básicos forman parte de sus funciones que influyen, incuestionablemente, en la adquisición de los hábitos alimentarios de sus miembros.

Entorno: se lo considera favorecedor del desarrollo, con valor terapéutico, cuando  pone en marcha programas específicos que ayudan a las personas a fijar objetivos y adecuar su conducta para conseguirlos. De aquí se desprende la  importancia de preparar a los estudiantes para integrar programas nutricionales e interactuar con las personas aplicando los principios de la educación sanitaria y la enseñanza para el hogar.

Enfermería: entendida como una disciplina científica y universal, cuya meta es contribuir a optimizar el nivel de salud de la población. Su objeto de  estudio y trabajo es el hombre (individuo, familia, grupo) A través de un proceso interpersonal, humanístico, continuo, educativo y terapéutico, los esfuerzos de enfermería se orientan  a fortalecer la capacidad de reacción y participación del ser humano para  satisfacer sus necesidades de autocuidado, en los diferentes niveles de prevención.

Enfermera/o: entendido como la persona que, habiendo completado un plan de estudios en una institución oficialmente acreditada, adquiere las competencias científico técnicas, bioéticas, humanísticas e interpersonales y la habilitación legal requerida para el ejercicio libre y autónomo de la profesión basándose en su juicio clínico, reflexivo y crítico.

Ciencia: entendida como proceso se remite a la actividad humana y social dirigida metódica y sistemáticamente a descubrir lo desconocido. Es la actividad mediante la cual se gesta el producto (el cuerpo de conocimientos) La ciencia como producto  es un conjunto de enunciados científicos que constituyen su cuerpo de conocimientos; éstos se expresan por medio del lenguaje y conforman un  sistema de ideas estructuradas provisionales y probables (= conocimiento  científico) Al mismo tiempo, la ciencia como proceso es una actividad  productora de nuevas ideas (= investigación científica)  El abordaje científico es una modalidad de análisis de la realidad que nos permite esbozar enunciados  provisionales.

Enseñar: entendida como una actividad  intencional orientada a promover aprendizajes y a colaborar, coordinar y  facilitar el proceso activo e interactivo de construcción de significados y transformador de los conocimientos de los cursantes. Se concibe al enseñar como actividad que promueve el enseñar a pensar (Silvia Álvarez, 2005)  facilitando en los cursantes el uso de sus herramientas cognitivas, su  creatividad, su espíritu crítico y sus procesos de pensamiento para un  aprender significativo. Para que el alumno despliegue sus potencialidades y sus procesos de ideación, es preciso ofrecer orientación continua   dirigida a mejorar la comprensión e interpretación de los contenidos.

Aprender: entendido como un proceso dinámico, activo e interactivo de construcción  permanente y progresiva de significados y conocimientos que generan transformaciones en nuestra forma de sentir,      pensar y actuar, a la vez que nos permite disponer de un nuevo repertorio de respuestas o estrategias de acción que podemos transferir para resolver situaciones futuras y realizar cambios en el medio que nos rodea (así como nosotros recibimos su influencia y actuamos en un ida y vuelta). Este proceso de construcción supone un aprender de cada uno de nosotros con los otros. El aprendizaje se facilita y acrecienta por el intercambio de nosotros con el entorno, porque permite descubrir nuevos puntos de vista, perspectivas y errores conceptuales (se experimenta el valor educativo del error) además se generan conflictos o choques cognitivos que promueven un cambio conceptual y un mejor aprendizaje. Es preciso propiciar el aprendizaje interactivo, entendido como aquel que se alcanza producto de una planificación      anticipada, un acompañamiento del proceso individual y grupal donde los grupos de trabajo encuentran un espacio para discutir, confrontar, negociar y conciliar puntos de vista y adquirir habilidades para la búsqueda  bibliográfica, la selección de contenidos según consignas aportadas y promover la creatividad al momento de seleccionar los recursos para comunicar sus hallazgos.

Producción original elaborada por: GARCÍA, Elina E. Magíster en Educación Médica presentada en el marco del desempeño docente en la UNICEN. 

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